SIMULACIÓN Y DISIMULACIÓN (2ª parte). Características de la simulación
De forma típica el simulador se muestra evasivo durante la entrevista y el examen. No expresa opiniones sobre temas concretos, no habla de forma fluida, piensa las respuestas. A menudo se contradice al relatar los hechos o al expresar los síntomas de forma diferente ante distintos examinadores. En general, observadores experimentados, pueden detectar inconsistencias en la conducta y contradicciones en los complejos sintomáticos conocidos. Pueden apreciarse así los intentos obvios de engañar o la “sobreactuación”, son actores representando un papel.
El cuadro clínico que tienden a presentar es confuso, por lo general incoherente, expresan confusión mental y es permanentemente teatral. Hay una puesta en escena, una manipulación de los datos. Simular correctamente una enfermedad mental en todas sus características no es tarea fácil, sobre todo si se somete al sujeto a observación prolongada. Un aspecto importante a tener en cuenta es la instrucción dada por familiares, abogados o amigos, o la experiencia de haber trabajado en centros psiquiátricos o haber adquirido conocimientos por haber sido internado con anterioridad.
Se simulan síntomas aislados, a menudo síndromes (conjunto de signos y síntomas) y más raramente cuadros clínicos completos. Se pueden entremezclar síntomas de varias afecciones. No es fácil simular de forma precisa una enfermedad mental pero tampoco es fácil descartar una patología real por debajo de una simulación. Aquí es más preciso que en otros casos, aunque siempre es importante, que el perito conozca los datos del sumario. El sujeto puede haberse mostrado coherente al ser detenido e incoherente en la exploración.
Los síntomas aislados que se simulan con mayor frecuencia son amnesia (el mas cómodo de representar), alucinaciones, ideas delirantes, apatía, mutismo, impulsiones, distimias (oscilaciones del ánimo).
Las enfermedades que más se simulan son: el retraso mental, la demencia, la epilepsia, la esquizofrenia y la depresión También el estrés postraumático (como daño psíquico) en las victimas
Se disimulan la paranoia, la depresión con ideas suicidas y los trastornos sexuales. En la toxicomanía tanto se simulan los síntomas de abstinencia como se disimula una dependencia.
La metasimulación es posible en pacientes bipolares (maníaco‑depresivos) en los estadios asintomáticos de la enfermedad. También en toxicómanos que hayan sufrido con anterioridad un síndrome de abstinencia.
Según su actitud los simuladores se clasifican en:
1.‑Simuladores pasivos: expresan inhibición, negativismo, mutismo, catatonía.
2.‑Simuladores activos: expresan agitación psíquica y motriz desordenada, incoherencias, gritos, gestos o agresiones. Pueden representar una burda parodia de la locura. Pero pueden estar sufriendo un Síndrome de Ganser o un estadío precoz de la demencia y aparecer como una representación burda y exagerada sin serlo.
3.‑Estuporosos: mímica de estupidez y mirada fija, mutismo. Es la simulación más fácil de mantener, puede ser difícil diferenciar de una situación real de estupor (trastorno de conciencia, supone afectación grave del Sistema Nervioso Central)